Usman le pone una arrastrada a Buckley y manda un recadito a los de arriba

 ¡Qué onda, banda! Agárrense porque el cotorreo en la UFC se puso bien perrón anoche. Nuestro buen Kamaru "La Pesadilla Nigeriana" Usman, ese mero que nos tenía con el Jesús en la boca un rato, volvió a demostrar por qué es un gallo de pelea con todas las de la ley. Le dio una zambullida de aquellas a Joaquín Buckley en el UFC Fight Night, y no solo lo venció, ¡lo paseó! Esto no fue cualquier pelea, mis chavos, esto fue una declaración: "El campeón nunca se fue, nomás andaba de parranda".

Usman / Buckley (imagen: www.mmafighting.com)

A ver, para los que andan medio despistados, Kamaru Usman es un viejito conocido en las jaulas. Un tiempo fue el mandamás en la división de peso wélter, el mero mero petatero. Pero, como en la vida, a veces uno se tropieza, y la neta es que después de sus broncas con Leon Edwards, como que la gente ya lo andaba dando por muerto, ¿saben? Pensaban que ya se le había ido la chispa, que la gasolina se le había acabado. ¡Pura palabrería, mis valedores! Anoche nos demostró que sigue siendo una máquina de guerra, un auténtico roble que no se raja.

La neta, la pelea contra Buckley no era cualquier cosita. Joaquín Buckley, el "New Mansa", es un güey que viene con todo, pegándole fuerte, con un estilo medio loco que a veces te saca de onda. Se había ganado su lugarcito y andaba con la moral hasta el cielo. La gente pensaba que podría ser una sorpresa, un "quién quita y le da en la torre al viejito". Pero la verdad es que Kamaru no andaba con juegos. Salió al octágono como si fuera su rancho, con esa seguridad que lo caracteriza.

Desde el primer campanazo, se vio quién era el que mandaba. Usman, con su estilo bien calculador, empezó a trabajar la pelea. No se aventó como el Borras, no, señor. Fue midiendo, buscando los huecos, y poco a poco, empezó a meterle el puño a Buckley. Se veía que Buckley estaba medio apachurrado, como que no encontraba la forma de descifrar a Usman. La neta es que el "Pesadilla Nigeriana" es un dolor de cabeza para cualquiera, con esa lucha libre que parece que te pega con una cobija mojada, y esos golpes que te llegan hasta el alma.

El Usman que vimos anoche no era el que dudaba, el que andaba con el freno de mano puesto. Era el Usman de antes, el que se comía a sus rivales con papas. Esa presión constante, esa forma de arrinconar al oponente, de no dejarlo respirar. Parecía un depredador acechando a su presa. Y Buckley, por más ganas que le echaba, nomás no podía. Era como querer pegarle a una pared de ladrillos.

La victoria, la neta, fue por decisión unánime. Y no fue una decisión de esas que te dejan con la duda, no. Fue unánime y contundente, sin broncas ni polémicas. Los jueces lo vieron claro: Kamaru Usman fue el amo y señor del octágono esa noche. Le dio una cátedra de cómo se pelea, de cómo se domina a un rival. Parecía un maestro enseñándole al alumno cómo se hace la tarea.

Kamaru Usman (imagen: www.forbes.com)

Y, ¿saben qué es lo más importante de todo esto, mis cuates? Que esta victoria no fue solo para el récord de Usman. Fue un mensaje, un recadito bien claro para toda la división wélter. Es como si les hubiera dicho: "¡Ojo, eh! Aquí sigo yo, y si pensaban que me había ido de vacaciones, se equivocaron gacho". Con esta actuación, Usman no solo se subió otra vez al tren de los contendientes, sino que se puso en la mira para el cinturón. La neta, se acercó al campeonato de la UFC como si fuera por un taco de ojo.

Ahora, la pregunta del millón es: ¿qué sigue para Kamaru? Con esta victoria, se abre un abanico de posibilidades bien chidas. Podría ir por un título interino, o de plano, buscar una revancha contra Leon Edwards. ¡Imagínense ese tiro otra vez! Sería la revancha que todos queremos ver, la que nos dejaría pegados al sillón. Usman ya lo dijo, él quiere el oro, quiere volver a ser el rey de la montaña. Y con el nivel que mostró anoche, no dudo ni tantito que lo pueda lograr.

Además, hay que echarle un ojo a cómo se está moviendo la división. Hay un montón de talentos por ahí, chavos con hambre de gloria. Pero Usman, con su experiencia y esa mentalidad de campeón, sigue siendo un hueso duro de roer. No por nada le dicen "La Pesadilla Nigeriana", ¿verdad? Porque es eso, una verdadera pesadilla para sus oponentes.

No podemos olvidar que la trayectoria de Kamaru Usman en la UFC es para quitarse el sombrero. Tiene un récord impresionante, y ha enfrentado a los mejores de los mejores. Ha sido un campeón dominante, con una defensa del título que da miedo. Y aunque tuvo un par de tropiezos, como les decía, eso no significa que haya perdido el toque. Al contrario, parece que esos golpes lo hicieron más fuerte, más aguerrido. Como dice el dicho: "Lo que no te mata, te hace más fuerte". Y a Kamaru lo hizo un guerrero invencible, mis compas.

Es importante destacar la disciplina y el trabajo duro que hay detrás de un peleador como Usman. No es solo subirse al octágono y pegar a lo loco. Es entrenar día y noche, cuidar la alimentación, sacrificar un montón de cosas. Es una vida de dedicación y esfuerzo. Y eso se nota en cada pelea de Kamaru. Se ve que le echa ganas, que le mete todo el corazón.

Además, el regreso de Usman es una buena noticia para la UFC en general. Le da un toque de emoción a la división wélter, que a veces se ponía medio aburrida. Con él de regreso en la contienda, las cosas se van a poner más interesantes, más picosas. Los fans de hueso colorado estamos contentos, porque sabemos que se vienen peleas que valdrán la pena.

En resumen, mis queridos lectores, la noche de anoche fue una verdadera fiesta para los amantes de las artes marciales mixtas. Kamaru Usman, el "Pesadilla Nigeriana", volvió a la carga y demostró que sigue siendo un contendiente de primera línea. Le dio una repasada a Joaquín Buckley que ni para dónde hacerse, y con esa victoria, se puso de nuevo en la lista de los que quieren el cinturón.

Así que, estén pendientes, porque lo que viene para Kamaru Usman promete ser pura dinamita. El "campeón nunca se fue", y ahora viene con más ganas que nunca de recuperar lo que le pertenece. ¡Prepárense para ver al "Pesadilla Nigeriana" en acción otra vez, porque este gallo no se raja!

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