Derrick Lewis, le dio su dotación de puños al invicto Teixeira en un parpadeo

 ¡Qué rollo, mi gente bonita y amante de las madrizas bien dadas! El ambiente estaba que no cabía un alfiler en el Bridgestone Arena de Nashville, Tennessee, la noche del 12 de julio de 2025. Se venía un tiro de esos que te hacen vibrar hasta el tuétano, un agarrón de pronóstico reservado en el octágono de la UFC, el mero mole donde los machos se rifan el pellejo. Por un lado, teníamos al mismísimo Derrick "La Bestia" Lewis, un veterano de mil batallas, de esos que ya le saben al teje y maneje, con más nocauts en su historial que deudas en la tanda de la vecina. Del otro, se asomaba el brasileño Tallison Teixeira, un chamaco invicto, con un récord que lo hacía ver como el mismísimo "rey de reyes" del peso pesado. Pero ya ven cómo es esto, no todo lo que brilla es oro, y a veces, hasta el más pintado se topa con la horma de su zapato.

Derrick Lewis (imagen: www.marca.com)

El cotorreo previo a la pelea estaba a todo lo que daba. Los expertos, esos que le saben al mole pero a veces se atragantan con el hueso, no se ponían de acuerdo. Unos decían que Lewis ya estaba para el arrastre, que sus 40 primaveras le pesaban como ladrillos en la espalda y que el muchachito Teixeira, fresco y sin máculas en su récord de 8-0, se lo iba a echar al plato como si fuera una quesadilla sin queso. ¡Pura labia! La verdad es que a Lewis lo veían como el "portero" de la división, el que te abre o te cierra la puerta al club de los meros meros. Si no le podías ganar a "El Rey del Nocaut", ¿entonces para qué te metías al octágono?

Teixeira, el "chavo promesa" que noqueaba hasta el aire, venía de despachar a Justin Tafa en febrero en tan solo 35 segundos. ¡Pura dinamita, o al menos eso decían! Sus ocho victorias previas, todas por la vía del cloroformo en el primer round, lo habían puesto en el ojo del huracán, haciendo que la gente se ilusionara con un nuevo gallo en la jaula. Pero la neta, la verdad es que nunca se había topado con un perro viejo como Lewis, que tiene más mañas que el diablo y más golpes que una piñata en posada. La experiencia, mis estimados, a veces pesa más que los récords inmaculados. Lewis ya ha estado en las grandes ligas, peleando por campeonatos interinos y mundiales, aunque la fortuna no le sonrió del todo. Pero su nombre, su carisma y su capacidad de noquear a cualquiera lo mantienen en la conversación. Es el tipo de peleador que, gane o pierda, siempre te regala un buen show, un trago amargo para el rival y una carcajada para el público.

Y así, con el ambiente calientito y la adrenalina a tope, sonó la campana que marcó el inicio de la contienda. El aire se cortaba con un cuchillo, la tensión era palpable, como cuando te cachan con las manos en la masa. Derrick Lewis, con esa mirada de "no me toques porque te pico", se plantó en el centro del octágono. Teixeira, alto como un poste de luz (¡mide 2.01 metros, una mole!), intentó imponer su alcance, lanzando jabs para mantener a raya a "La Bestia". Y, ¡agárrense!, uno de esos jabs le entró a Lewis en el ojo o la cara, y por un momento, el corazón se nos fue al piso. "La Bestia" tambaleó, se llevó la mano a la cara, como si le hubiera caído una cubetada de agua fría.

Pero, ¡ah, amigos!, no por nada a este señor le dicen "La Bestia". Este no es un peleador cualquiera, es un verdadero "cabrón" del ring, de esos que se caen y se levantan más recios. En un abrir y cerrar de ojos, Lewis le dio la vuelta a la tortilla, ¡como si nada hubiera pasado! El veterano, con una furia desatada y una puntería de francotirador, soltó un zurdazo de esos que te bajan el switch, un golpe que resonó en todo el arena y mandó a Teixeira directo a la lona, con la mirada perdida y el alma en un hilo. ¡Fue un estruendo, carnales! Como si un camión de volteo le hubiera pasado por encima.

Derrick Lewis vs Teixeira (imagen: boxemag.ouest-france.fr) 

Pero la cosa no paró ahí. Lewis, cual depredador al acecho, se lanzó sobre su presa caída. Una lluvia de golpes, uno tras otro, sin piedad, llovieron sobre el brasileño. Era un verdadero "tate quieto" lo que le estaba dando. Teixeira, como pudo, intentó reincorporarse, aferrándose a la reja para no caer por completo, pero ya era demasiado tarde. El réferi Jason Herzog, viendo que el muchacho ya andaba en Babia y que Lewis no pararía hasta que le saliera el tuétano, decidió que ya había sido mucho castigo. ¡Paró la pelea! ¡Nocaut técnico en tan solo 35 segundos del primer asalto! ¡Menos de lo que te tardas en echarte un taco de suadero!

¡El Bridgestone Arena estalló en un grito de júbilo! "La Bestia" había vuelto a hacer de las suyas, demostrando que la edad es solo un número cuando el poder se lleva en los puños y el corazón en el pecho. Fue un "cállate la boca" para todos aquellos que lo daban por muerto, un claro mensaje de que Derrick Lewis sigue siendo una fuerza a tener en cuenta en la división de peso pesado. Con esta victoria, no solo le quitó lo invicto a Teixeira, sino que también amplió su propio récord de nocauts en la UFC, dejando claro quién es el "Rey del KO".

Pero si la pelea fue un espectáculo, la celebración de Lewis fue otro nivel, una joya para el anecdotario de la UFC. El hombre, con esa picardía que lo caracteriza, no se guardó nada. Primero, con una sonrisa de oreja a oreja, se quitó los shorts, mostrando sus atributos como si fuera un desfile de modas, ¡dejando a la gente con el ojo cuadrado y uno que otro sonrojo! Luego, para rematar, empezó a hacer de las suyas: simuló disparar flechas al público, hizo el famoso "crotch chop" de la D-Generation X, y para coronar su show, se puso a "mear" en la esquina de Teixeira, como si fuera un perro marcando territorio. ¡Una locura total!

Después, con la euforia aún a flor de piel, soltó una de sus frases célebres, esa que te hace soltar la carcajada a gusto. Afirmó que el equipo de Teixeira había estado "hablando mierda" de él toda la semana, y aunque no entendía ni pío de portugués, ¡les había respondido con los puños y con su peculiar celebración! Además, se dio el lujo de platicar brevemente con el mismísimo expresidente Donald Trump, quien al parecer lo felicitó por su tremendo triunfo. ¡Qué personaje este Lewis! Es un verdadero showman dentro y fuera del octágono.

La derrota fue un trago amargo para Tallison Teixeira, quien llegó con bombo y platillo a la UFC, pero se topó con pared y con un "ya cállate" de parte de Lewis. Esta pelea nos dejó una enseñanza clara: en el mundo de las artes marciales mixtas, la experiencia y la pegada son un volado que a veces se gana y a veces se pierde. Teixeira, a sus 25 años, tiene mucho camino por recorrer, pero esta noche, "La Bestia" le recordó que en la UFC, los invictos son solo un plato fuerte para los que ya saben cómo cocinarlos.

Derrick Lewis, a sus 40 años, sigue siendo el "Coco" de la división, el que te quita el sueño y te pone a temblar. Es un peleador que, con cada golpe, te recuerda por qué el peso pesado es la categoría reina, la que te mantiene al filo de la butaca. No sabemos qué le depara el futuro a "La Bestia", pero una cosa es segura: mientras Derrick Lewis siga pisando el octágono, el espectáculo está garantizado, y el público, ¡ese siempre saldrá ganando! ¡Ahí nomás pa' que se den un quemón!

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