¡El 'Fenómeno' Álvarez Regresa al Octágono: ¿Va por el Cinturón?

 ¡Qué onda, banda! Agárrense porque el chismecito está bueno y la adrenalina se nos sube hasta el copete. Aquí entre nos, ¿quién no ha sentido que la vida le da un gancho al hígado que lo deja tumbado? Pues algo así le pasó a nuestro buen Joel Álvarez, "El Fenómeno", un gallo de pelea que, aunque andaba medio pachorrón por una lesión, ya está más puesto que un calcetín para regresar al redil de la UFC. Y ojo, que no es cualquier regreso, mis chavos, este trae más intriga que novela de Televisa.

Joel Alvarez (imagen: www.dazn.com)

Imagínense la escena: un guerrero, un "mero mero" en las artes marciales mixtas, de repente se topa con un muro que no es de ladrillos, sino de ligamentos rotos y huesos que se quejan. Joel Álvarez, el mismo que nos ha hecho gritar de emoción con sus trancazos y sumisiones de otro nivel, se vio de pronto con un pie fuera del octágono, no por decisión propia, sino por esas jugadas del destino que te hacen ver estrellitas. El vato, que es más astuto que un zorro viejo, no se echó a llorar ni a tirar la toalla. Al contrario, este español con alma de gladiador, se puso las pilas, se fajó los pantalones y dijo: "De esta me levanto, aunque sea con muletas y con más ganas que un chamaco en dulcería".

Y es que la historia de Joel no es de ahorita, mis chavos. Este cuate se ha forjado a punta de sacrificios y de aguantar vara. Desde morro, seguramente soñaba con ser el campeón, con levantar el cinturón y que su nombre retumbara en los estadios. Pero la vida, como buen "tirano", siempre te pone retos, te cala y te dice: "A ver, ¿de qué estás hecho, mijo?". Y Joel, ni tardo ni perezoso, le ha respondido a la vida con nocauts, con sumisiones que te dejan con la boca abierta y con una garra que ya quisieran muchos.

Ahora, la bronca no fue menor. Una lesión gacha, de esas que te dejan como muñeco de trapo, lo sacó de circulación. Y uno, que a veces piensa que los deportistas son de acero, se da cuenta que también son de carne y hueso, y que un mal paso, un mal golpe, te puede mandar a la lona sin escalas. Pero aquí viene lo bueno, el "pero" que le da sabor al caldo: Joel, con su mente más clara que el agua de manantial, ya está pensando en el futuro. No en un futuro lejano, de esos que uno se imagina sentado en una mecedora, sino en un futuro cercano, de esos que te hacen vibrar.

Se habla de septiembre u octubre como la fecha tentativa de su regreso. ¡Imagínense! Ya se siente la emoción en el aire, como cuando huele a carnita asada y sabes que la fiesta va a estar buena. Pero aquí viene el doble sentido, la picardía mexicana que no puede faltar: ¿será que regresa a "echar pleito" o a "echar la carnita" al asador? Porque una cosa es pelear por un cinturón y otra muy distinta es "echar la carnita", es decir, ponerle ganas, entregar todo, dejar el alma en el octágono. Y conociendo a Joel, este vato va por las dos cosas: por el cinturón y por la carnita, por el honor y por demostrar que está más vivo que nunca.

La cosa es que no solo regresa, mis cuates. El "Fenómeno" planea hacerlo en una nueva categoría de peso: el peso wélter. Esto es como cuando uno cambia de "cantón", de casa, para ver si le va mejor, para buscar nuevos aires y nuevas oportunidades. Joel, que es más inteligente que un ajedrecista, sabe que en la división de peso ligero la competencia está más reñida que la fila para las tortillas un domingo en la mañana. Por eso, el vato le está midiendo el agua a los camotes y se está aventurando a un nuevo terreno, donde espera encontrar rivales a su medida y, por qué no, escalar posiciones hasta llegar a la cima.

Pero ojo, que esta decisión no es de la noche a la mañana. Detrás de todo esto hay un equipo de trabajo, hay estrategas, hay gente que le está echando montón para que Joel regrese más fuerte que el pulque recién hecho. Los entrenamientos, las dietas, la rehabilitación, todo es parte de un plan maestro para que el "Fenómeno" no solo regrese, sino que regrese con más puntería que un francotirador. Y no me extrañaría que le pongan un apodo nuevo, uno de esos que te hacen temblar, como "El Regreso del Diablo" o "El Renacido del Octágono".

Joel Álvarez (imagen: www.mundodeportivo.com)

La verdad es que Joel es un ejemplo de perseverancia, de no rajarse ante la adversidad. ¿Cuántos de nosotros, ante un golpe bajo de la vida, no nos hemos quedado tirados, lamentándonos y viendo las nubes pasar? Joel, al contrario, se levantó, se sacudió el polvo y dijo: "Aquí no pasó nada, vamos por más". Y eso, mis estimados, es de admirar, es de quitarse el sombrero y aplaudirle con ganas. Porque la vida es así, te pone pruebas, te estira la liga y te dice: "A ver qué tanto aguantas". Y Joel, con su carácter de acero, ha demostrado que aguanta lo que le echen y más.

Ahora, la pregunta del millón, la que nos tiene con el Jesús en la boca: ¿contra quién va a pelear? Porque para su regreso, no puede ser cualquier "gato", tiene que ser un rival de peso, uno que le exija, uno que lo ponga a prueba y que le demuestre que está de regreso con todo. Se rumoran algunos nombres, pero hasta que no haya un comunicado oficial, todo es especulación, puro chismecito de lavadero. Lo que sí es seguro es que la UFC no va a desperdiciar la oportunidad de poner a Joel Álvarez en un combate estelar, de esos que venden boletos como pan caliente y que te hacen pegarte a la pantalla.

Y aquí es donde entra la parte del "caló" y el "doble sentido". Porque el regreso de Joel no es solo un evento deportivo, es un fenómeno cultural. Es ver cómo un "vato" que andaba medio "madreado" se levanta y le da una "cátedra" a la vida. Es como cuando uno está "crudo" y se levanta a trabajar, pero con más ganas que el que se desveló echando relajo. Joel, con su estilo peculiar y su forma de ser, se ha ganado el cariño de la gente, no solo de los aficionados a las artes marciales mixtas, sino de todos aquellos que admiran la garra y el espíritu de lucha.

Se dice que para su última pelea, la que lo dejó lesionado, Joel Álvarez estaba pensando en el retiro. ¡Imagínense el dramón! Un atleta en la flor de su carrera, con tanto por dar, pensando en colgar los guantes. Pero a veces, una derrota, una lesión, te hace reflexionar, te hace ver las cosas de otra manera. Es como cuando uno se "estrella" en la vida y se da cuenta que tiene que cambiar de rumbo, que tiene que agarrar otro camino. Y Joel, con esa madurez que le ha dado el tiempo y los trancazos, seguramente se dio cuenta que aún le quedaba pólvora, que aún tenía ganas de "echarle lumbre" al octágono.

Y no me extrañaría que este regreso sea el preámbulo para algo grande, para algo que lo catapulte a la cima. Porque en el mundo de la UFC, las oportunidades no se dan dos veces, y el que no las agarra, se las pierde. Joel, que es más "vivo" que una sardina enlatada, sabe que esta es su oportunidad de oro, su chance de demostrar que está para cosas grandes, para ser campeón, para dejar su huella en la historia de las artes marciales mixtas.

La expectativa es enorme, mis cuates. La banda ya está ansiosa por verlo de nuevo en acción, por escuchar el rugido del público y por ver cómo "El Fenómeno" Álvarez vuelve a hacer de las suyas. Porque Joel no es solo un peleador, es un espectáculo, es un show, es un vato que te mantiene al filo de la butaca con cada movimiento, con cada golpe, con cada sumisión. Y si a eso le sumamos el "caló" y el "doble sentido", pues la cosa se pone más interesante.

Así que, mis chavos, prepárense para el regreso del "Fenómeno". Porque este vato no viene a calentar la banca, no viene a "hacer la talacha". Este vato viene por todas las canicas, viene a demostrar que está más fuerte que nunca, que la lesión es cosa del pasado y que su mirada está puesta en el cinturón. Y si en el camino nos regala un poco de "caló" y "doble sentido", pues mucho mejor, porque así la fiesta se pone más buena y la carnita asada sabe a gloria. ¡Ahí nos vemos en el octágono, mis estimados! Que el "Fenómeno" Álvarez está de regreso y viene con todo.

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