Paddy Pimblett: el Baddy que se echa tacos de más y reta hasta al Papa

 Si alguna vez pensaste que en la UFC todos los peleadores viven a base de lechuga, batidos verdes y disciplina militar, es porque no conoces a Paddy “The Baddy” Pimblett. Este compa es como el primo incómodo de la familia de los peleadores: el que entrena como bestia, pero que en cuanto se baja del octágono, se avienta unos atracones que hasta los de la fondita se espantan.

Paddy Pimblett (foto: www.etsy.com)

Y no es exageración, eh. Después de su victoria sobre Michael Chandler en UFC 314, el Paddy se nos soltó el pelo... bueno, la greña de honguito que siempre trae. El vato subió 19 kilos en cuestión de semanas. Y no fue por hincharse de proteínas ni nada de eso. Fue por atascarse de hamburguesas, batidos hipercalóricos, pizzas, donas y todo lo que encuentra en la tienda del Oxxo inglés. Literal, se volvió una botarga humana.

Ahora, ¿por qué tanto escándalo con este tipo? Fácil. Porque en un deporte donde el peso es sagrado, este morro se lo pasa por el arco del triunfo. El güey puede estar fit como modelo de revista en la semana del combate y dos días después andar más inflado que piñata de feria.

Y no es broma, eh. Los medios británicos y hasta los latinos lo traen en la mira. Según Marca, Paddy se transformó en cuestión de días, lo cual tiene a medio mundo de la UFC con el ojo cuadrado. ¿Quién más puede ganar una pelea y luego presumir que “engordé 19 kilos porque me lo merezco”?

Y sí, se lo merece. Porque el compa, a pesar de andar bien loco, sabe cómo prender al público. Su estilo dentro del octágono es tan explosivo como su lengua fuera de él. Le encanta armar polémica, soltar indirectas y decir las cosas sin filtro. "Soy el cabrón más real de la UFC", ha dicho. Y no le falta razón.


Una dieta digna de campeón… de comilonas

Después de vencer a Chandler, Mundo Deportivo soltó la sopa: la dieta del Baddy incluye batidos con miles de calorías, combos grasientos, y cenas que harían llorar al nutriólogo. Según sus propias palabras, se lo toma como un descanso merecido. Mientras otros se van de retiro espiritual, él se lanza a comerse hasta las servilletas.

Dicen que en su día más tragón, llegó a comer 10 mil calorías. ¡Diez mil! Eso es más de lo que cualquier mortal promedio come en cuatro días. Pero a él le vale. Él disfruta, se da grasa (literalmente) y luego, cuando ya está hecho bola, se pone las pilas y en unas semanas vuelve a estar como navaja.

Eso sí, su cuerpo sufre. Los doctores han advertido que esas subidas y bajadas de peso tan bestias pueden hacerle daño. Y aunque él dice que lo tiene todo controlado, hay quienes no lo ven tan claro.

Paddy Pimblett (foto: es.wikipedia.org)


El bocón de Liverpool que no le teme a nadie (ni a Topuria)

Pero no todo en la vida de Paddy es comida. También es bronca, reto, y una lengua más filosa que machete de carnicero. Y si alguien ha probado de su veneno verbal, ese es Ilia Topuria, el peleador hispano-georgiano que lo tiene atravesado.

Todo comenzó con unas declaraciones, luego se tiraron en redes, y ahora Paddy lo reta a pelear en el Santiago Bernabéu. No es choro. Lo dijo tal cual: “Vamos al Bernabéu, Ilia. Tú y yo. A ver quién es quién”. Y aunque suene a guasa, el tipo va en serio. Tiene ese don de hacer que lo tomen en serio aunque parezca que está jugando.

El Español destacó esa rivalidad como una de las más tensas que hay ahora mismo en la UFC. Y con razón: ambos son buenos, ambos tienen público y ambos se detestan. Lo que empezó como cotorreo ya huele a pleito serio. Y si llega a pasar esa pelea, seguro va a romper taquillas.


Amado y odiado: el fenómeno Pimblett

Eso es lo curioso del Paddy. No es el mejor peleador del mundo, ni el más técnico. Pero tiene algo que pocos tienen: engancha. Es como ese cuate que no sabes si abrazarlo o soltarle un zape. Tiene carisma, tiene humor, y aunque muchos lo tachan de payaso, vende boletos como nadie.

La UFC lo sabe. Por eso lo tienen en la mira, lo ponen en carteleras grandes y lo mantienen como una de sus figuras más visibles. Aunque a veces esté pasadito de peso, aunque digan que es puro show, el tipo levanta pasiones.

Y eso, en este negocio, vale más que un récord perfecto. Vale presencia. Vale fans. Vale trending.


¿Genio o loco? Tú decides.

Entonces, ¿qué es Paddy Pimblett? ¿Un genio del marketing? ¿Un loco que se mete hasta el postre de otros? ¿Un peleador con talento o un influencer con guantes?

La verdad, probablemente sea todo eso junto. Y ahí está el chiste. En una UFC llena de peleadores serios, técnicos y callados, llega este compa que se traga hasta el micro, habla sin pelos en la lengua y se transforma físicamente como si fuera superhéroe de cómic.

Sea como sea, nadie puede ignorarlo. Lo aman o lo odian, pero todos hablan de él. Y eso, en este mundo, es más poderoso que cualquier cinturón.


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