¡Qué onda, banda! Agárrense porque lo que les voy a contar de la UFC está de locura, de esas historias que te dejan con la boca abierta y el nudo en la garganta. No es cuento ni chisme de vecindad, esto pasó de a de veras en la mismísima jaula, donde los meros machos se parten la cara sin piedad. Estamos hablando del evento UFC 317 en Las Vegas, un lugar donde la luz verde al billete y al drama siempre están prendidas. Y es que ahí, un brasileño que le apodan “Robocop”, Gregory Rodrigues para los que saben, le dio un giro de tuerca a la lucha que dejó a muchos con el ¡ah, caray! y a otros tantos echando lumbre.
"Robocop" desata la polémica en la UFC (imagen: bloodyelbow.com)El relajo se armó cuando este “Robocop” se topó en el octágono con un sueco llamado Jack Hermansson, un güey que no es ningún novato y que también le entra con todo. La gente estaba bien picada, esperando ver un tiro de esos que te ponen la piel chinita, pero lo que nadie se esperaba era el desenlace, un final de película de terror para uno y de gloria, aunque con un saborcito agridulce, para el otro.
El Trancazo que Apagó la Luz
La cosa es que apenas iba empezando el primer round, la adrenalina a mil, los gritos de la gente retumbando en el arena como si fuera concierto de rock. Y de repente, ¡pum!, que Gregory Rodrigues conecta un gancho de izquierda de esos que no te esperas, directo al mero chile, al mentón de Hermansson. No fue un pellizco de monja, eh, fue un golpe que llevó todas las ganas del mundo, de esos que te apagan el foco en caliente.
El sueco, ni tardo ni perezoso, se fue al suelo como costal de papas, ¡desplomado! Como si un rayo le hubiera caído encima, sin chistar, sin meter las manos, nomás se fue de boca. El problema es que en ese momento, cuando ya estaba más tieso que una tabla, el árbitro, Herb Dean, el que se supone que debe ser el ojo que todo lo ve y el que cuida a los peleadores, se quedó como que pensando en la inmortalidad del cangrejo. ¡Una eternidad, señores! Bueno, quizá no una eternidad, pero sí unos segunditos que en la jaula se sienten como siglos.
Y mientras el réferi se hacía el distraído o andaba con el "se me fue el avión", nuestro amigo “Robocop”, que no es ningún angelito y está en lo suyo, aprovechó el viaje. No se puso a pensar si estaba bien o mal, si el otro ya no respondía, él vio la oportunidad y, ¡zas!, le soltó un golpe de martillo al pobre Jack, que ya estaba en el limbo, más allá que acá. ¡Un golpe extra, innecesario, dirán algunos, pero efectivo para otros!
La Polémica, el Dedo en la Llaga
Ese golpecito de más fue la cereza del pastel para armar la bronca. Los comentaristas, Joe Rogan y Daniel Cormier, que no son unos cualquiera en este negocio, se agarraron de la cabeza y no lo podían creer. Empezaron a decir que eso no se valía, que ya no tenía caso, que fue de gratis. Y es que sí, la imagen fue fuerte: un peleador ya inconsciente, como un tronco, y el otro dándole el último llegue.
La gente en las redes sociales se volvió loca. Unos defendiendo a capa y espada a “Robocop”, diciendo que así es la lucha, que hasta que el árbitro no pare la pelea, uno le sigue dando con todo, que no hay piedad. Otros, de plano, estaban que echaban chispas, diciendo que eso ya era abuso, que no era de caballeros, que era juego sucio. Un verdadero borlote, donde cada quien jalaba para su molino.
El pobre Hermansson, después de ese trancazo, se quedó inmóvil un buen rato, como si le hubieran puesto una cobija encima y no se quisiera levantar. La preocupación era palpable. Pero, ¡milagro!, después de unos minutos de incertidumbre, se supo que el güey estaba bien, estable, y hasta lo dieron de alta del hospital esa misma noche. Un alivio para todos los que ya lo daban por perdido, o por lo menos, con una buena sacudida cerebral.
Impresionante KO le da la victoria a Robocop rodrigues en UFC 317 (imagen: ge.globo.com)La Defensa del 'Robocop': "Cuando Entras a la Jaula..."
Y claro, no faltaba la declaración del protagonista, de Gregory Rodrigues. Él, ni corto ni perezoso, salió a dar la cara y a defender su acción con uñas y dientes. Dijo que él no se iba a parar hasta que el árbitro le dijera “ya basta”, que su chamba es hacer lo que tiene que hacer dentro de la jaula, que para eso firmó el contrato. “Cuando entras a la jaula”, dijo, “firmamos el contrato y podemos hacer todo”. ¡Ándele, pa' que les duela!
Y sí, tiene su punto. En la lucha, especialmente en la UFC, no hay espacio para la misericordia cuando el campanazo no ha sonado. Es un deporte rudo, donde el objetivo es noquear al otro, dejarlo fuera de combate. Pero, ¿hasta dónde es lo justo? ¿Cuándo se cruza la línea entre la competencia feroz y el exceso? Esa es la pregunta del millón que muchos se hacen después de este incidente.
La verdad es que en la jaula, la lealtad es un concepto que se va por la ventana cuando el otro está en el piso. Es como en la vida, donde el que pestañea pierde, y aquí, el que se duerme, recibe un golpe extra. La picardía mexicana diría que a río revuelto, ganancia de pescadores, y “Robocop” pescó su victoria con ese golpe final, aunque el anzuelo haya sido un poco turbio para algunos.
Este incidente nos deja pensando muchas cosas. Por un lado, la brutalidad del deporte, donde un segundo de distracción puede significar la derrota y, a veces, un golpe de más. Por otro lado, la responsabilidad del árbitro, que es el que debe tener el control y proteger la integridad de los peleadores. Y claro, la mentalidad de los luchadores, que están programados para ganar a toda costa, sin importar si el otro ya está echando baba.
Al final del día, Gregory Rodrigues se llevó la victoria, pero también se ganó un montón de críticas y un lugar en los debates sobre la ética en la jaula. Hermansson, por su parte, se llevó la derrota, pero también el reconocimiento de que se levantó de un golpe que a cualquiera dejaría viendo estrellitas. Así es la UFC, señores, un lugar donde lo inesperado siempre está a la vuelta de la esquina y donde los golpes no solo se dan en el cuerpo, sino también en el orgullo y la moral de muchos. ¡Nos vemos en el próximo round, a ver qué otra sorpresa nos tiene preparada la jaula!
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