¡Qué madriza le dieron al Junior! Jake Paul le pone estate quieto al hijo de la leyenda Chávez Jr.

Smart World junio 30, 2025

 Ay, raza! Siéntense que les tengo un chismecito de esos que pican como chile de árbol, pero dejan un sabor amargo en el hocico. ¿Se acuerdan del Junior, el hijo de la leyenda, el gran Julio César Chávez? Pues el muchacho volvió a las andadas y se metió a un ring con un gringuito que hace videos en internet, un tal Jake Paul. Y, ¡aguas!, que no les cuento cuento, la cosa no acabó nada bien para el orgullo de Culiacán.

Jake Paul/Juli Cesar Chavez Jr. (imagen: www.tvazteca.com)

Desde que se anunció la pelea, muchos levantamos la ceja, ¿no? Como diciendo: "A ver este muchacho qué tanto trae". Porque si bien es cierto que el Junior tiene nombre y pegada, también es verdad que su carrera ha sido más como una telenovela de esas que te tienen al filo del sillón, pero no siempre por las razones correctas. Unas veces sube como toro, otras como gatito asustado. La disciplina, la constancia, como que no siempre han sido sus mejores amigas.

Y enfrente tenía a este Jake Paul, un muchacho que empezó haciendo payasadas en redes sociales y luego se le metió el box en la cabeza. Muchos lo veían como un mero espectáculo, un circo de tres pistas, pero el muchacho ha estado entrenando y, hay que decirlo, tiene pegada y sabe moverse un poquito en el ring. No es ningún campeón mundial, claro está, pero tampoco es un costal de papas.

Llegó el día del combate y la expectativa estaba en el aire como el humo de los tacos al pastor. La gente prendió la tele, se juntó con los compas, compró sus cheves y sus papitas, listos para ver si el Junior nos daba una alegría o nos dejaba con el ojo cuadrado.

Los primeros rounds estuvieron más o menos parejos, como cuando estás echando un dominó y las fichas van y vienen. El Junior intentaba meter su jab, buscar la distancia, pero Paul se veía confiado, soltando golpes con fuerza, buscando la mandíbula del mexicano.

Pero conforme fueron pasando los rounds, la cosa se empezó a pintar de otro color, un color más oscuro para los que le íbamos al Junior. Se le veía cansado, como si le hubieran puesto un costal de piedras en la espalda. Sus golpes ya no tenían la misma fuerza, la misma intención. Y Paul, el gringuito, se crecía, se movía mejor, conectaba los mejores golpes.

Para el séptimo y octavo round, ya era como ver a un perro apaleado. El Junior ya no respondía, sus piernas se veían flojas, como gelatina. Paul lo zarandeaba de un lado a otro y conectaba golpes que hacían que a uno le doliera hasta el alma. Se veía la frustración en la cara del Junior, la impotencia de no poder hacer nada.

Julio Cesar Chavez Jr. (imagen: esto.com.mx)

Llegó el final de la pelea y no hubo nocaut, pero la decisión de los jueces fue unánime: ¡ganó Jake Paul! Y ahí quedó la cosa, el Junior con la derrota a cuestas y el gringuito celebrando como si hubiera ganado la pelea del siglo.

Después de la bronca, el Junior salió a dar la cara y dijo lo que tenía que decir. Que no se sentía al cien, que le faltó condición, las clásicas excusas cuando uno no da el ancho. Pero la verdad es que en el ring se vio superado, sin chispa, sin esa hambre de triunfo que se le supone a un boxeador de su nombre.

Esta derrota caló hondo, raza. No solo por la derrota en sí, sino por lo que representa. Muchos la vieron como el fin definitivo de cualquier esperanza de que el Junior pudiera alcanzar las glorias de su padre. Como si se cerrara un ciclo, un intento fallido de mantener viva una dinastía boxística que hizo vibrar a todo México.

Y el Jake Paul, ni tardo ni perezoso, ya anda diciendo que quiere enfrentarse a otro mexicano, un tal Zurdo Ramírez. El muchacho no se anda con rodeos y parece que le agarró gusto a esto de enfrentar a boxeadores mexicanos. Habrá que ver si el Zurdo le pone un estate quieto y le quita esa sonrisa de oreja a oreja.

Para muchos, esta derrota del Junior fue una humillación, una más en su carrera llena de altibajos. Una carrera que prometía mucho, pero que se quedó a medio camino, llena de indisciplinas y de momentos grises.

Pero bueno, así es el boxeo, da revanchas y sorpresas. Quién sabe si el Junior algún día nos dé una alegría, aunque la verdad, con cada pelea que pasa, esa esperanza se va haciendo más chiquita, como una moneda de diez centavos.

Lo que sí queda claro es que esta pelea entre Julio César Chávez Jr. y Jake Paul nos dejó mucho de qué hablar. Nos recordó la grandeza del padre, la irregularidad del hijo y la irrupción de un personaje mediático que está sacudiendo el mundo del boxeo a billetazos y controversia.

Y ustedes, ¿qué opinan, raza? ¿Ya se le acabó el gas al Junior? ¿O todavía tiene chance de darnos una sorpresa? ¡Déjenme sus comentarios!

Fuentes de Consulta:

Smart World

Publicado por Smart World

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