Arman Tsarukyan quiere echarse el tiro con Ilia Topuria: se pone bueno el chisme en la UFC

 No hay fecha que no se cumpla ni peleador que no busque corona, y en este caso, el armenio más buscado del momento, Arman Tsarukyan, ya se está poniendo los guantes bien puestos pa’ soltarle los catorrazos al campeón invicto Ilia Topuria. Y todo esto en medio del runrún de que Islam Makhachev podría decirle adiós a los ligeros y treparse al peso wélter. ¿Qué significa esto, carnal? Pues que se abre el espacio para que dos máquinas del madrazo se agarren en el octágono... y se repartan cariño al estilo UFC.

Arman Tsarukyan (imagen: www.abc.es)

¿Qué hay detrás del chisme?

Todo comenzó cuando Tsarukyan, que no es ningún improvisado, empezó a calentar el ambiente con declaraciones directas: “Si Makhachev sube, yo quiero a Topuria por el cinturón”. Así, sin anestesia ni vueltas. El compa no anda con rodeos. Él quiere título, quiere foco, y si tiene que rifársela con Ilia, lo hace con gusto. Total, si ya se echó a Oliveira y a Dariush, ¿qué más da meterse al ruedo con otro gallo bravo?

Este rollo se puso más candente porque Makhachev, que ha sido el mero mero del peso ligero desde hace rato, ya empieza a sonar como candidato pa’ cambiar de división. Y no es nomás puro mitote: el vato ya limpió a la mayoría del top 5. Así que, si decide buscar nuevos retos en los wélter, quedaría el cinturón vacante y ahí es donde Tsarukyan quiere entrarle.

Topuria: el español que no se raja

Ilia Topuria, por su parte, no ha dicho que sí ni que no. Pero todos saben que el morro no le saca al tiro. El español de raíces georgianas ha sido una bestia desde que llegó a la UFC. Está invicto y viene de destronar a Volkanovski con una frialdad que mete miedo. Además, tiene ese aire de matón silencioso que no necesita hablar mucho para que se note que es peligroso. El vato nomás se para, te ve feo... y ya sabes que vienen los madrazos.

Ahora, el pedo con Topuria es que aún no ha hecho debut en peso ligero. Él ha sido rey en peso pluma, y si sube sería para hacer historia: intentar ser campeón en dos divisiones. Y pa’ eso necesita un rival chido, con cartel, que le exija. Y ahí entra Tsarukyan, que no canta mal las rancheras.

El contexto: Makhachev y su posible brinco a los wélter

El movimiento de piezas depende en gran parte de lo que haga Makhachev. El ruso ha dominado los ligeros con una mezcla de jiu-jitsu asesino y striking afinado. Pero el trono ya le queda chico. Si decide subir, se armará el desmadre en la categoría porque dejará vacante el cinturón. Y ese tipo de oportunidad no se ve todos los días.

Makhachev subiendo a wélter también abre la puerta a posibles combates con nombres como Leon Edwards o hasta Kamaru Usman si regresa. Pero mientras eso se define, los gallos del peso ligero ya están haciendo fila, y Tsarukyan no quiere perder tiempo.

¿Cómo llegó Tsarukyan a este punto?

No crean que Arman es nuevo en esto. El morro ha tenido un camino rudo. Le pusieron a Makhachev en su debut, y aunque perdió, dio una guerra de esas que se quedan en la memoria. Desde entonces, ha ido escalando como hormiga con mochila: peleó contra bestias como Dober, Alvarez, y más recientemente, se echó a Charles Oliveira en una pelea que lo consolidó como contendiente legítimo.

El estilo de Tsarukyan es puro fuego. Tiene lucha de alto nivel, manos pesadas y un ritmo que asfixia. No deja respirar. Es de esos que te meten presión desde que suena la campana y no se quita hasta que te manda a dormir o suena el último round. A eso súmale que ahora anda motivado, viendo que puede ir por el cinturón, y ya tienes una mezcla peligrosa.

Arman Tsarukyan (imagen: www.bbc.com)

¿Y si se arma la pelea? ¿Qué podemos esperar?

Mira, si esto se arma, va a ser guerra de estilos. Topuria con su boxeo afilado, precisión quirúrgica, y esa capacidad de mantener la calma aunque tenga un tren encima. Tsarukyan, en cambio, es todo presión, movimiento constante, lucha... y una mentalidad que no acepta la derrota.

Sería un duelo con sabor a final adelantada. Ambos tienen con qué noquear, con qué someter, con qué impresionar. Y los fans... felices. Porque este tipo de combates no se dan diario. Son como esos tacos callejeros que nomás ves en la madrugada después de la peda: raros, intensos, y memorables.

¿Dónde, cuándo, y qué sigue?

Nada está firmado. La UFC no ha soltado prenda, pero las señales están ahí. Si Makhachev sube, el tiro Topuria vs. Tsarukyan se vuelve lógico. Incluso si el ruso se queda, este combate podría ser co-estelar o por un título interino.

Dana White, que no se hace guaje, seguramente ya está viendo las posibilidades. Al final, lo que quiere es lana y espectáculo, y esta pelea le da ambas cosas. Dos estrellas emergentes, invictos (en el caso de Ilia), con estilos emocionantes y personalidades bien distintas. Uno callado y preciso; el otro explosivo y directo.

Lo que piensa la raza

En redes sociales ya se armó la carnita asada digital. Los fans están divididos. Algunos ven a Topuria como el nuevo rey, el vato que va a dominar como lo hizo Khabib. Otros creen que Arman es demasiado completo y que puede apagarle la fiesta al español.

Los memes no se han hecho esperar: desde Tsarukyan aventándole tortillas a Topuria, hasta ediciones donde Dana White sale vestido de Cupido juntándolos. La raza quiere la pelea, y eso también mete presión a la UFC.

El tiro que todos queremos ver

En conclusión, el tiro entre Arman Tsarukyan e Ilia Topuria no es cualquier tiro. Es la clase de pelea que puede marcar el futuro de una división. Es fuego contra fuego. Y es el tipo de combate que, si se arma, se va a hablar durante años.

Ya veremos qué dice Makhachev, qué decide Dana, y cómo se mueve el ajedrez. Pero por lo pronto, la mesa está puesta. El chisme está encendido. Y todos estamos listos para ver quién le mete más sabor al caldo.

Porque en la UFC, como en la vida, el que no arriesga... no gana.


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