Diego Lopes en UFC 314 con una pelea épica ante Volkanovski.

 Desde que la UFC anunció la cartelera del evento UFC 314, ya se olía el drama, el sabor y los fregadazos. Pero nadie imaginaba que uno de los nombres que más ruido iba a hacer sería el de Diego Lopes, ese morro que muchos aún no saben si es mexicano, brasileño o una mezcla exótica de ambos. Lo cierto es que el vato se metió hasta la cocina del octágono, le puso sabor a la pelea y se convirtió en tema de conversación en todas partes: desde los medios deportivos, hasta los grupitos de WhatsApp de los compas que le van a la UFC.

Diego Lopes (foto: www.marca.com)

La historia de Diego Lopes no es la típica del luchador que sale de barrio mexicano con sueño americano. No. Este carnal nació en Brasil, pero desde hace años se radicó en México, entrena aquí, habla como mexicano, traga como mexicano y hasta suelta uno que otro alburesito. Y aunque eso le ha traído buena vibra de muchos fans, también le ha ganado miradas feas y comentarios malora de otros peleadores, como Yair Rodríguez, quien de plano dijo que Lopes nomás se hace el mexicano para caer bien y vender más. ¡¡Chale!!.

Pero lo que pasará en UFC 314 el 12 de abril en el Kaseya Center en Miami, Florida no se trata de nacionalidades, sino de talento, corazón y técnica. Ahí es donde Diego se podrá ganar a pulso el respeto del público y el lugar que desea.

El tiro que se aventará contra Alexander Volkanovski, el excampeón peso pluma, será una de esas peleas que uno marca en el calendario con rojo, se compra las chelas con tiempo y manda a todos a la goma para verla sin interrupciones. Y para no decepcionar, desde el primer round, Diego deberá salir como si trajera fuego en los puños. El australiano, que lleva años como el gallo de esa división, se verá las caras con un rival que no solo aguanta vara, sino que lo puede poner a sudar gacho.

Diego Lopes no debe salir a lo loco, ni a colgarse del cuello de Volkanovski como desesperado. Debe estudiar al rival, le buscar las debilidades, y cuando encuentre una grieta, ¡pum!, entrar por ahí como cuchillo en mantequilla. Un par de buenos golpes y o quizá intentos de sumisión que pueden sacar al campeón de la jugada.

Claro, Volkanovski no es cualquier cristiano. El vato se defenderá con todo, y habrá momentos donde Diego tendrá que sacar aguante de barrio, de esos que no se enseñan en los gimnasios sino en la vida misma. Aguantarlo, medirlo y volver a meter presión. Será una pelea de ida y vuelta de esos que te tienen pegado a la pantalla, gritando groserías y tirando palomitas del puro nervio.

Alexander Volkanovski / Diego Lopes (foto: www.totalprosports.com)

El resultado de esta pelea puede dejar en claro que Diego Lopes ya no es promesa, ya no es “el brasileño que entrena en México”. Es un contendiente serio, un gallo de verdad, y alguien que ya tiene a medio mundo con el ojo puesto en su futuro dentro de la UFC.

Y es que no es nomás el físico o la técnica, sino la actitud. El morro se la cree. En las entrevistas lo ves seguro, tranquilo, sin andar de payaso ni tirando al aire. Hasta Brandon Moreno, que no regala elogios así nomás, salió a decir que el momento de Diego es ahora, y que tiene con qué llegar al cinturón. Eso es como si Messi dijera que un chavito tiene futuro en el Barça: no es cualquier cosa.

Claro, la polémica con Yair Rodríguez también puso su granito de sal al guiso. En esta semana previa al evento, Yair se aventó unas declaraciones bien cargadas, diciendo que Lopes usaba la etiqueta de “mexicano” solo cuando le convenía. Y aunque algunos le dieron la razón, muchos más salieron a defender a Diego. “Pues si entrena aquí, vive aquí y se parte la madre por este país, ¿entonces qué más quieren?”, decía uno en Twitter. La neta, México es de quien lo trabaja y lo honra, y Lopes lo ha hecho con creces.

Muchos dicen que la UFC está necesitada de nuevas figuras latinas, sobre todo después de los altibajos de figuras como el mismo Yair o el retiro de Caín Velásquez. Y es ahí donde Diego puede convertirse en ese nuevo estandarte. Un tipo que conecta con la banda, que trae barrio y que se rifa como los grandes.

No sabemos si va a ser campeón este fin de semana, pero de que tiene todo para lograrlo, lo tiene. Y después de UFC 314, nadie podrá decir lo contrario. Así que atentos, banda. Porque Diego Lopes no es un invento mediático. Es un peleador de verdad, de esos que cuando suben a la jaula, hacen que te emociones, te rías, te estreses y hasta le grites a la pantalla. Y eso, en tiempos donde todo parece tan calculado, ya vale oro.


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