Dana White: El Patrón del Octágono que Convirtió la UFC en un Imperio

 En el mundo de los fregadazos legales, donde la sangre, el sudor y los dientes volando están a la orden del día, hay un nombre que suena más fuerte que un gancho al hígado: Dana White. Ese compa, que hoy dirige la UFC como si fuera su barrio, no solo es el presidente de la empresa de artes marciales mixtas más grande del planeta, sino que es, literalmente, el cuate que le cambió el juego al deporte de los madrazos.

Dana White (foto: www.record.com.mx)

Si no conoces a Dana White, chance ni te gusta la UFC, o apenas estás cayendo en el vicio de ver peleas los sábados por la noche. Pero si ya te sabes los nombres de peleadores como Conor McGregor, Khabib, Jon Jones o ahora Ilia Topuria, seguro has escuchado cómo White se para frente a los medios a repartir verdades, anunciar peleas, regañar a medio mundo y hasta burlarse del show cuando se pone bueno.

Este vato no es cualquier promotor de deportes. Es como ese padrino bravo que todos respetan aunque a veces se les pase de lanza. Tiene carisma, huele a billete, y no se tienta el corazón para soltar lo que piensa. A veces lo aman, a veces lo odian, pero lo cierto es que sin Dana White, la UFC no sería la UFC.

Para entender de qué va el rollo, hay que regresarnos unos cuantos años. Dana era manager de boxeadores y peleadores de MMA cuando le cayó el veinte de que la UFC —una empresa que en ese entonces valía menos que un coche usado— tenía potencial. Junto con sus compas, los hermanos Fertitta, le metieron lana y compraron la UFC por 2 millones de dólares allá por el 2001. Corte a 2016: la venden por 4 mil millones de dólares. Así como lo lees. Ese sí fue un nocaut financiero.

Desde entonces, Dana ha estado al mando, organizando peleas, firmando a talentos de todo el mundo, armando conferencias de prensa donde vuelan más indirectas que en una fiesta de ex. Convirtió un deporte que muchos veían como brutal en un espectáculo global que se transmite en más de 170 países.

Pero si algo ha dejado claro últimamente, es que sabe olfatear al próximo ídolo del octágono. Y aquí es donde entra el buen Ilia Topuria, el español de ascendencia georgiana que trae más pegada que la chancla de tu jefa cuando llegas tarde.

Dana no se anda por las ramas: Topuria es “una de las grandes estrellas que tenemos ahora mismo en UFC”. Así lo dijo en una entrevista que dio a Marca hace poquito. El güero está convencido de que este peleador no es flor de un día, y que si sigue como va, puede convertirse en el rostro de la UFC en Europa y, si se lo propone, en todo el mundo. No es cualquier elogio viniendo del patrón de patrones.

White tiene ese olfato empresarial para saber cuándo alguien trae el flow, y con Topuria no dudó. Desde que lo vio noqueando a medio mundo en las preliminares, supo que ahí había algo más. Cuando el español se rifó y le ganó a Volkanovski por el título de peso pluma, Dana se le cuadró. “Topuria es un fenómeno. Tiene presencia, tiene carisma, y pelea como los grandes”, dijo en la misma nota.

Y mira que Dana ha visto de todo. Desde peleadores que se prenden como cerillos, hasta otros que desaparecen en cuanto les llegan los reflectores. Pero lo de Topuria le recuerda a esos tiempos cuando McGregor explotó y empezó a llenar estadios. Y no es porque quiera otro irlandés, sino porque ve en Ilia una mezcla letal de técnica, confianza, y esa vibra que hace que la gente lo siga aunque no sepa ni en qué categoría pelea.

En otra entrevista para ABC, Dana soltó algo que vale la pena rescatar: “Este chavo ya está en las grandes ligas. No hay que construirlo, él ya llegó listo”. ¡Zas! Así de claro. Eso significa que, en vez de estarle dando peleitas de práctica, lo van a lanzar al ruedo contra los top del top, y si gana, se posiciona como uno de los consentidos del marketing y de los billetes grandes.

Dana White (foto: www.elespanol.com)

Dana también dejó entrever que están viendo posibilidades de llevar la UFC a España, precisamente por el boom de Topuria. “Queremos hacer un evento allá, lo tenemos en mente y estamos trabajando en eso”, dijo. Imagínate eso: UFC Madrid, lleno total, con Topuria como estelar. Sería como una película, pero sin guion.

Y es que así se mueve Dana: rápido, sin miedo al qué dirán, y con visión de futuro. No por nada cuando todos cerraban por pandemia, él armó la “Fight Island” en Abu Dhabi, demostrando que la UFC no se detiene por nada. De locos. Muchos lo criticaron, pero al final lo acabaron copiando.

Pero ojo, no todo ha sido miel sobre hojuelas. Dana también ha estado en medio de polémicas bien rudas. Desde su forma de tratar a peleadores que exigen mejores pagos, hasta su estilo directo, a veces pasado de tono. En una ocasión, se vio envuelto en un escándalo por un altercado con su esposa, lo cual él mismo reconoció como un grave error. Pero ahí sigue, firme, como roble.

Y como todo personaje público de alto perfil, se ha ganado enemigos. Algunos lo tachan de egocéntrico, de explotador, de tener demasiado control sobre los contratos de los peleadores. Otros lo defienden diciendo que si no fuera por él, el deporte seguiría en las sombras. La verdad, como dice el dicho, cada quién habla como le va en la feria.

Lo que es claro es que Dana White revolucionó la industria de las peleas. Llevó la UFC de ser una rareza televisiva a convertirse en una marca global. Armó las peleas más vendidas de la historia, le dio chance a mujeres como Ronda Rousey cuando nadie lo hacía, y siempre está buscando al siguiente ídolo.

Ahora trae entre ceja y ceja el plan de consolidar a Topuria como superestrella. Ya sea peleando en Estados Unidos o en Europa, Dana sabe que el español le puede rendir frutos. No solo en el octágono, sino vendiendo pay-per-views, llenando arenas y hasta jalando a nuevas audiencias que apenas están descubriendo qué es la UFC.

No hay que ser adivino para ver que los planes de Dana incluyen a Ilia como pieza clave en la próxima generación. Con McGregor ya más fuera que dentro, y otros veteranos en la recta final, el momento de Topuria es ahora. Y White está listo para explotar esa mina de oro como solo él sabe hacerlo.

También se habla de que UFC quiere crecer fuerte en Europa, y Topuria es el pasaporte perfecto. España no ha sido territorio UFC históricamente, pero con este fenómeno en crecimiento, todo puede cambiar. Dana ya lo dijo: “España está lista”. Y si él lo dice, hay que creerle, porque cuando Dana White pone el ojo, pone la bala.

En resumen, este señor —pelón, gritón, a veces muy neta, a veces pasado— ha sido el arquitecto de un fenómeno global. Si antes te decían UFC y pensabas en peleas ilegales, hoy es sinónimo de espectáculo, emoción y billetes. Y todo eso, en gran parte, es gracias a la visión, terquedad y estrategia de Dana White.

Ahora solo queda ver si su nueva apuesta, el español Ilia Topuria, le responde con victorias y con actitud de campeón. Porque si algo ha demostrado este viejo lobo de mar, es que no le gusta perder… ni dinero, ni prestigio.

Así que atentos, banda. Porque si Dana White ya soltó que Topuria es el nuevo gallo, es porque algo grande se viene. Y cuando el patrón habla, más vale escuchar.


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